En el siglo XX, las economías de escala y los menores costos por unidad iban de la mano con el rendimiento de la producción, dando lugar a algunas de las empresas más icónicas en el sector industrial de esa época. Sin embargo, en el siglo XXI, el panorama de la fabricación está experimentando un cambio radical. Las herramientas y tecnologías que antes eran exclusivas de operaciones de gran envergadura se están volviendo cada vez más accesibles y disponibles para todo tipo de fabricantes. Las soluciones de ingeniería basadas en la nube están disolviendo estas barreras y aportando continuidad a los datos. Esto se traduce en costos más bajos, mayor rentabilidad y una velocidad de entrada al mercado más rápida para las empresas dispuestas a abrazar la tecnología avanzada.
Las representaciones digitales de componentes, ensamblajes y accesorios no son una novedad para los fabricantes del siglo XXI. Hoy en día, incluso las operaciones más pequeñas utilizan sistemas CAD/CAM integrados para programar equipos de producción, desde centros de mecanizado de múltiples ejes hasta brazos robóticos. Sin embargo, esta digitalización del entorno laboral ha sido fragmentada y específica. Con frecuencia, los procesos de diseño, fabricación, planificación de la producción y mantenimiento operan como compartimentos estancos dentro de la organización. Pero, ¿qué sucedería si estos datos pudieran integrarse y expandirse para permitir la simulación completa de un proceso de producción en la vida real? El potencial de nueva información sobre las operaciones es evidente y se emplea cotidianamente en las grandes empresas manufactureras y en las pymes. Esto se conoce como gemelo virtual.
Tradicionalmente, había dos formas de mejorar un proceso de fabricación: análisis e implementación o iteración y experimentación. Un gemelo digital posibilita a los fabricantes realizar experimentos hipotéticos en una fábrica virtual, probando diferentes técnicas y tecnologías para evaluar su efectividad. Ingenieros y directores de producción pueden desarrollar un alto nivel de confianza en una nueva configuración antes de dar el costoso (y históricamente arriesgado) paso de interrumpir la producción para realizar cambios.
La seguridad en el lugar de trabajo se construye sobre precauciones, regulaciones gubernamentales y relaciones laborales. Condiciones laborales inseguras pueden ser evidentes de inmediato para un empleado o un inspector de seguridad, o pueden volverse aparentes solo después de un incidente. La aplicación del distanciamiento físico es parte integral del objetivo de mantener un lugar de trabajo seguro en la nueva normalidad.
Los fabricantes deben analizar cómo los trabajadores se desplazan por las instalaciones e identificar áreas potenciales donde mantener la distancia física podría resultar imposible. Mediante un gemelo virtual, pueden establecer zonas de seguridad alrededor de cada trabajador para simular el distanciamiento físico y el flujo de movimientos en la planta. Como resultado, los fabricantes pueden cumplir con las regulaciones de salud y seguridad para los trabajadores, sin importar el país.