Los problemas para aumentar la producción y la fuerte demanda, dejan al consumidor sin posibilidad de acceder a los productos tecnológicos. China, EE UU y Europa afrontan la carrera por la autosuficiencia.
Durante los últimos meses ha quedado en evidencia la escasez de este tipo de productos tecnológicos. Sin ir más lejos, actualmente Sony tiene serios problemas para distribuir la Playstation 5, una de las consolas más populares de todo el globo. A todo esto se incluyen a la lista productos como teléfonos, ordenadores, coches, aviones, electrodomésticos o incluso equipos médicos.
El motivo de la crisis, entre otros, está en el aumento del uso de semiconductores necesarios para que funcione cada dispositivo. Los coches eléctricos utilizan más que uno convencional y de la misma forma, los teléfonos móviles con el incremento del número de cámaras y la llegada del 5G fuerzan su necesidad. Además, todo ello se ha visto perjudicado por los efectos de la pandemia tales como el teletrabajo o las nuevas necesidades de entretenimiento.
Actualmente existe un gran desequilibrio entre la oferta y la demanda, y se desconoce cuándo terminará esta escasez de chips. Las respuestas por parte de las grandes empresas varían, pero Intel, una de las más representativas, estimaba que se necesitarán unos dos años para poder equilibrar esta balanza. «Necesitamos un par de años para poder hacer frente a esta creciente demanda», explicaba Pat Gelsinger, CEO de Intel.
Para tratar de esquivar el problema, Intel habría tratado de aumentar su producción con dos nuevas fábricas en Estados Unidos con más de 20.000 millones de dólares de inversión.