INVESTIGADORES ESPAÑOLES HAN DESARROLLADO SENSORES QUÍMICOS PARA ACOPLARLOS A LOS DRONES
Actualmente, los olores en las plantas de tratamiento de aguas residuales se miden con olfatometría dinámica.
Es un método en el que un panel humano huele y analiza bolsas de aire recogidas en las estaciones depuradoras.
Se trata de un proceso caro y lento, además de poco frecuente.
Investigadores del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han diseñado una nariz electrónica (e-nose) portátil, para ser acoplada a un dron.
Esta nariz electrónica se compone de una matriz de sensores químicos junto a un sistema de análisis de señal y datos, basado en aprendizaje automático.
Permite predecir la intensidad del olor como lo haría el panel humano.
La nariz electrónica (e-nose) se entrena para oler sustancias químicas propias de aguas residuales como el sulfuro de hidrógeno, el amoníaco y el dióxido de azufre.
Además, también cuenta con un sensor de dióxido de carbono, indicador de la actividad bacteriana.
El objetivo es predecirlos y evitar su impacto en el entorno de las estaciones depuradoras.
En un futuro, esta tecnología sería aplicable en otras instalaciones, como vertederos, plantas de compostaje y grandes granjas de ganado.
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El documento con la publicación en iScience, lo puedes consultar aquí.
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