En medio de un entorno inflacionario, donde los precios de los alimentos aumentan constantemente, los productores de lácteos enfrentan un panorama complicado. Los consumidores pagan más por los productos lácteos, pero estos incrementos no se traducen en un beneficio justo para los productores. El sector lácteo se encuentra en una lucha constante, tratando de mantenerse a flote mientras que la producción apenas cubre los costos involucrados en su actividad. Según el informe sobre Vacuno Lechero de la Dirección General de Producciones y Mercados Agrarios del Ministerio de Agricultura, a junio de este año, en Euskadi había 237 explotaciones ganaderas que entregaban leche para fines comerciales, quince menos que el año anterior. Además, la producción de leche también ha experimentado una disminución en los últimos meses, pasando de 13,965 toneladas en marzo a 12,993 en junio.
Xabier Iraola, coordinador de la organización agraria ENBA, señala que el mayor desafío en el sector primario es la rentabilidad para los productores. Los precios de la leche asignados por las industrias lácteas a los ganaderos han estado disminuyendo, lo que afecta directamente sus ingresos. En junio, el precio por litro de leche se situaba en 0,55 euros en Euskadi, en comparación con los 0,6 euros de febrero. Este descenso constante preocupa al sector y se considera una «línea roja» que no se debe cruzar, ya que por debajo de este umbral, los ganaderos no pueden cubrir los costos de producción.
Además de la presión sobre los precios, este año el aumento en el costo de la alimentación para el ganado, como el forraje, está afectando los balances financieros. Seis de cada diez euros gastados por los ganaderos se destinan a la alimentación de sus animales, y este año se ha observado un aumento significativo en los precios del forraje debido a factores como las exportaciones de cereales de Ucrania y las sequías.
Para Ángel María Gil Castresana, CEO de Iparlat, la principal industria láctea vasca, la Ley de Cadena Alimentaria actual es parte del problema. A pesar de su reforma en 2021, no aborda adecuadamente las complejidades del sector lácteo y no garantiza que todos los eslabones de la cadena operen sin pérdidas.
Tanto Iraola como Castresana destacan la necesidad de una estrategia a medio plazo y una mayor conciencia por parte de la industria, la distribución y los consumidores sobre la importancia de apoyar a los ganaderos. En última instancia, el futuro del sector lácteo y la continuidad de las explotaciones dependen de soluciones a largo plazo y del reconocimiento del arduo trabajo que realizan los ganaderos.