El supercomputador Marenostrum 5, la inversión más grande de Europa en una infraestructura científica en España, está a punto de ponerse en funcionamiento en el Barcelona Supercomputing Center (BSC). Este centro es uno de los cinco principales centros europeos de supercomputación y ha experimentado una evolución constante desde su fundación en 2004. Gracias a los avances tecnológicos y la creciente importancia de la inteligencia artificial, estos centros desempeñan un papel esencial en la investigación científica, abarcando campos que van desde la biología y la química hasta la ingeniería.
El director y promotor del BSC, Mateo Valero, destaca la importancia de los supercomputadores para realizar cálculos complejos y manejar grandes cantidades de datos en investigaciones que involucran física y matemáticas. Un ejemplo de aplicación clave son los gemelos digitales, herramientas esenciales para comprender y predecir fenómenos complejos afectados por numerosas variables, como el clima, enfermedades o órbitas planetarias. Estos gemelos digitales tienen el potencial de abordar problemas cruciales para la humanidad en los próximos años.
La historia de la supercomputación en España no sería completa sin la figura de Valero, quien desempeñó un papel fundamental en la creación del BSC en 2004. Su visión y la colaboración entre diferentes administraciones han convertido a Barcelona en uno de los principales centros de supercomputación en Europa. Además, la inversión en supercomputación se ha transformado gracias a la Iniciativa Europea de Computación de Alto Rendimiento (Euro HPC), que agrupa los recursos financieros de varios países para adquirir y mantener supercomputadoras de alto rendimiento.
Aunque la apariencia de un supercomputador puede no ser espectacular, su diseño y programación específicos son esenciales para su funcionamiento. La computación paralela, que se utiliza en la investigación científica, requiere que todos los componentes estén en el mismo lugar para eliminar la latencia en los cálculos.
El BSC ofrece acceso gratuito a científicos que necesitan sus recursos, centrándose en resolver problemas científicos específicos y adaptando sus máquinas a diferentes necesidades de investigación. A medida que el campo de la supercomputación crece a nivel mundial, el BSC se enfoca en la calidad de su servicio en lugar de competir por tener la máquina más grande.
MareNostrum 5 es solo el comienzo de una visión a largo plazo, ya que Mateo Valero, a sus 71 años, ya está pensando en Marenostrum 6, que se espera que esté operativo a finales de esta década y contemple desafíos relacionados con el desarrollo de chips en Europa.
El BSC ha experimentado un crecimiento significativo y ha evolucionado de ser una infraestructura básica a un centro de investigación líder. Con más de 900 empleados, la mayoría de los cuales son investigadores, se ha convertido en uno de los principales centros de recaudación de fondos para la investigación en Europa, después del CSIC y Tecnalia en España.