China está llevando a cabo una audaz incursión en la industria automotriz, impulsada por la innovación tecnológica y un sólido respaldo gubernamental. A diferencia de las marcas occidentales que persiguen beneficios constantes, las empresas automovilísticas chinas cuentan con la inversión estatal, lo que les permite centrarse en el desarrollo tecnológico y la calidad de sus productos. Esta combinación, junto con avances significativos en baterías y vehículos eléctricos, ha permitido a China competir con los gigantes europeos y estadounidenses en el sector.
Como señaló Josep María Recasens, director de estrategia del Grupo Renault y presidente de Renault en España, la clave de este avance radica en la tecnología. China ha logrado un liderazgo en investigación y desarrollo, superando a Europa en software y otros aspectos tecnológicos. La brecha es notoria, como lo afirmó Luca de Meo, presidente de Renault, al afirmar que China les lleva una generación de ventaja.
Un ejemplo destacado es BYD, el fabricante chino que no solo produce una parte significativa de los iPads y tecnología para smartphones en todo el mundo, sino que también se ha destacado en el sector automovilístico. Shenzhen, conocida como la ciudad del futuro, alberga a muchas empresas tecnológicas chinas de vanguardia.
Una ventaja adicional de la industria automotriz china es su fuerte respaldo gubernamental, ya que la mayoría de las empresas son de propiedad estatal, lo que les permite no depender exclusivamente de las ganancias. Esta situación contrasta con las marcas europeas que siempre están en busca de beneficios y, en consecuencia, están bajo presión constante para competir a cualquier costo. Los fabricantes chinos están dispuestos a esperar y seguir invirtiendo mientras no incurran en pérdidas significativas, lo que les brinda una ventaja estratégica a largo plazo.
La expansión del mercado automotriz en China ha sido impresionante, impulsada por el apoyo gubernamental y el crecimiento de la clase media. El país pasó de producir alrededor de dos millones de vehículos en 1999 a ofrecer 27 millones en 2022. Sin embargo, antes de la pandemia, el mercado mostró signos de estancamiento, lo que motivó a las marcas chinas a explorar nuevos mercados, con Europa en su punto de mira.
Las marcas automotrices chinas anuncian cifras de ventas millonarias y planes de expansión ambiciosos. Por ejemplo, BYD prevé una facturación de 90.000 millones de euros y ventas de tres millones de vehículos, un 56% más que el año anterior. Para alcanzar estos objetivos, las marcas chinas están exportando vehículos completamente ensamblados y también optan por la fórmula de ensamblaje local (CKD) en plantas de producción que anteriormente pertenecían a fabricantes europeos o estadounidenses. Este enfoque les permite sortear aranceles y obtener reconocimiento como marcas con producción local en los países de destino. En resumen, China está decidida a establecerse como un jugador dominante en la industria automotriz a nivel global.