El pionero de la inteligencia artificial (IA), Yann LeCun, expresa su descontento con las visiones catastróficas sobre el futuro de esta tecnología, argumentando que la verdadera amenaza radica en el riesgo de que el 1% de la población con ansias de poder termine apropiándose de las riquezas generadas por la IA.
LeCun, quien ocupa el cargo de científico jefe de IA en Meta, arremetió contra algunos de los líderes destacados en el campo de la tecnología, a los que acusó de ser «alarmistas» y de ejercer una influencia desmedida para satisfacer sus propios intereses. Entre los mencionados se encuentran Sam Altman de OpenAI, Demis Hassabis de Google DeepMind y Dario Amodei de Anthropic.
El motivo de su crítica se centra en el papel que estos individuos desempeñan en la definición de las regulaciones de seguridad en el ámbito de la IA, acusándolos de tratar de capitalizar la regulación de la industria en su beneficio. LeCun advierte que el éxito de estos esfuerzos resultaría en una catástrofe, ya que un puñado de empresas controlaría el dominio de la IA, con implicaciones tan significativas como las que tuvieron en su momento la invención del microchip o la proliferación de Internet.
Hasta el momento, Altman, Hassabis y Amodei no han respondido a las solicitudes de comentarios por parte de Business Insider.
La reacción de LeCun se desencadenó a raíz de una publicación de Max Tegmark, físico, quien insinuó que el responsable de IA de Meta no estaba tomando en serio los argumentos sobre el «día del juicio final» de la IA. Tegmark agradeció a Rishi Sunak y Ursula von der Leyen por reconocer que las preocupaciones expresadas por Turing, Hinton, Bengio, Russell, Altman, Hassabis y Amodei no podían ser refutadas únicamente con sarcasmo y presión corporativa, en referencia a una próxima cumbre mundial sobre seguridad en IA en el Reino Unido.
LeCun argumenta que las preocupaciones manifestadas por los líderes de la tecnología son simplemente un ejercicio de cabildeo. Él sostiene que figuras como Altman y Hassabis dedican mucho tiempo a sembrar el temor sobre la tecnología que están promoviendo.
En marzo, más de 1,000 líderes tecnológicos, incluyendo a Elon Musk, Altman, Hassabis y Amodei, firmaron una carta en la que pedían una pausa de al menos 6 meses en el desarrollo de la IA debido a las posibles consecuencias de un avance desenfrenado. La carta señalaba los «profundos riesgos para la sociedad y la humanidad» que podrían surgir de sistemas hipotéticos de IA. Tegmark, uno de los firmantes, ha descrito el desarrollo de la IA como una «carrera suicida.»
LeCun y otros sostienen que este tipo de advertencias, que a menudo acaparan titulares, solo sirven para consolidar el poder en manos de quienes desarrollan la tecnología, desviando la atención de los riesgos reales e inmediatos de la IA, como la explotación laboral y el robo de datos que benefician a un pequeño grupo de entidades.
El enfoque adecuado, según LeCun, debe centrarse en cómo se está desarrollando actualmente la IA y en sus aplicaciones prácticas. Su principal preocupación es que el desarrollo de la inteligencia artificial quede en manos de entidades privadas con fines lucrativos que no divulgan sus resultados, mientras que la comunidad de código abierto en el campo de la inteligencia artificial se disuelve.
LeCun teme que los reguladores permitan que esto suceda debido a su distracción por argumentos apocalípticos sobre la IA. Él ha abogado por los desarrolladores de código abierto, cuyo trabajo en herramientas transparentes compite con las soluciones cerradas como ChatGPT de OpenAI. Su propia empresa, Meta, ha lanzado un modelo de lenguaje de código abierto llamado LLaMa 2, con la esperanza de que la comunidad tecnológica pueda examinarlo y probarlo.
LeCun destaca que el desarrollo opaco de la IA representa la verdadera causa de preocupación, ya que el resultado podría ser que un puñado de empresas en la costa oeste de Estados Unidos y China controle la tecnología de IA, ejerciendo un dominio sobre todos los aspectos digitales de la sociedad, planteando interrogantes sobre el impacto en la democracia y la diversidad cultural.