En la víspera de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, los trabajadores de Boeing alcanzaron un acuerdo clave tras siete semanas de huelga, marcando un hito en su relación laboral. La Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales celebró una votación crucial en la que el 59% de sus miembros aprobó el nuevo convenio, que incluye un aumento salarial acumulado del 43,65% en cuatro años, además de mejoras en la jubilación, bonificaciones, y avances significativos en seguridad laboral y cobertura médica. Aunque el fin de la huelga es un paso adelante, Boeing sigue enfrentando una crisis financiera y reputacional.
El acuerdo contempla un incremento salarial del 13% en el primer año, seguido por un 9% en el segundo y tercero, y un 7% en el cuarto, superando la oferta inicial que fue rechazada por los trabajadores. Además, Julie Su, secretaria de Trabajo del gobierno de Joe Biden, fue fundamental en la mediación que permitió llegar a este acuerdo, según informó el sindicato.
“Los trabajadores han demostrado lo que es luchar por la justicia en el trabajo y equilibrar la balanza a favor de la clase media”, declararon Jon Holden y Brandon Bryant, líderes sindicales, quienes expresaron la esperanza de inspirar a otros sectores. A partir del miércoles, las fábricas paralizadas en Washington, Oregón y California comenzarán a reanudar sus operaciones.
Mientras tanto, Boeing sigue lidiando con dificultades financieras. La empresa registró pérdidas de 6,174 millones de dólares en el tercer trimestre, alineadas con las expectativas anunciadas previamente. Para evitar que su calificación crediticia cayera al nivel de bono basura, la compañía lanzó una ampliación de capital de 23,000 millones de dólares. A esto se suman cargos extraordinarios tanto en la división de Aviones Comerciales como en Defensa, Espacio y Seguridad, que reflejan el impacto de problemas históricos y planes de ajuste, incluyendo un recorte de plantilla del 10%.
El nuevo CEO, Kelly Ortberg, busca un cambio cultural profundo, estabilizar el negocio, y mejorar la ejecución de los compromisos empresariales. “Tenemos un plan y mucho trabajo por hacer. Este es un gran barco que tardará en virar, pero cuando lo haga, será fuerte nuevamente”, afirmó Ortberg.
El conflicto laboral fue solo el último de una serie de problemas que Boeing ha enfrentado. El año comenzó con un accidente inusual en el que un panel de un 737 Max de Alaska Airlines se desprendió en pleno vuelo, afectando aún más la reputación del avión tras los fatales accidentes de 2018 y 2019 que dejaron más de 300 muertos. Estos eventos obligaron a Boeing a reducir la producción y aún resuenan en la crisis que ha llevado a la empresa a acumular pérdidas de 31,800 millones de dólares desde 2019 hasta la fecha.