La industria manufacturera atraviesa una transformación significativa en este ciclo 2024-2025 con la validación operativa de la Inteligencia Artificial Generativa en el suelo de fábrica. Más allá del entusiasmo mediático, se observa una tendencia técnica consolidada hacia la implementación de los denominados «Copilotos Industriales» por parte de los principales desarrolladores de automatización y maquinaria europea.
Esta tecnología redefine la interfaz hombre-máquina al integrar modelos de lenguaje natural directamente en los sistemas de control y gestión. Ante la evidente brecha generacional y la creciente escasez de perfiles técnicos especializados, estas herramientas emergen como una solución pragmática: permiten que el software de mantenimiento deje de ser un mero repositorio de datos para convertirse en un asistente activo. Ahora es posible cruzar en tiempo real la documentación técnica del fabricante con el histórico de averías, ofreciendo al operario diagnósticos y guías de reparación mediante interacciones de voz o texto.
Sin embargo, la integración de estos modelos en entornos OT (Operational Technology) plantea un debate técnico ineludible sobre la determinismo y la seguridad. Aunque la capacidad para reducir el Tiempo Medio de Reparación (MTTR) es prometedora, surge la interrogante sobre si el sector industrial está preparado para validar protocolos donde un algoritmo sugiere intervenciones críticas. Queda abierta la discusión sobre cómo se están gestionando los riesgos de las «alucinaciones» de la IA en procesos donde la precisión es innegociable y qué barreras de seguridad se están estandarizando para evitar errores operativos inducidos por la asistencia automatizada.