La ventaja competitiva del sector industrial fotovoltaico nacional se apoya en la elevada intensidad en innovación de las empresas y entre los retos está la digilitalización del sistema que se acelerará con el despliegue de la red 5G y las mejores tecnologías disponibles. De ese modo, la transición energética puede suponer para España no sólo energía renovable y reducción de emisiones, sino mayor actividad industrial y empleo para afrontar la pandemia del coronavirus.
La tecnología fotovoltaica se ha convertido en la fuente de generación de energía más popular del mundo, gracias a que es tecnológicamente simple, sin barreras de entrada, competitiva, limpia y capaz de proveer grandes plantas de generación en suelo o pequeñas instalaciones de autoconsumo.
En España, de acuerdo a las cifras contempladas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima se deberán instalar unos 30GW de fotovoltaica hasta 2030, multiplicando por tres su capacidad actual, lo que supondrá una inversión cercana a los 20 mil millones de euros y una gran oportunidad para la consolidación del sector industrial fotovoltaico español.
Entre las medidas planteadas por la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) en su Estrategia Industrial Fotovoltaica se propone la implementación de un programa de I+D en tecnologías limpias, que permita mantener su ventaja competitiva y superar el gap tecnológico.
La ventaja competitiva del sector industrial fotovoltaico nacional se apoya en la elevada intensidad en innovación de las empresas, con uno de los mayores ratios de gasto en I+D por ingresos de España. Sin embargo, operan en un entorno internacional muy competitivo en el que es necesaria la innovación constante ya que existe un gap tecnológico importante.
Entre los retos está la digitalización del sistema introduciendo Internet de las Cosas y Blockchain para la gestión integrada de la demanda. Para acelerar dicha digitalización que condicionará la competitividad de las empresas tanto en el sector industrial en general como en el eléctrico en particular, es esencial la finalización del despliegue de la red 5G, por el salto cualitativo que supone, así como poner a su disposición las mejores tecnologías disponibles basadas en redes 5G.
El sector fotovoltaico tiene un considerable impacto en la economía nacional, con una contribución al PIB de más de 5.000 millones de euros en 2018, mientras que la generación de empleo en 2019, año con un importante desarrollo del sector, el empleo generado ascendió a 20 mil personas, dando trabajo directo, indirecto e inducido a alrededor de 60.000 personas al inicio de la crisis.
“La energía fotovoltaica tiene el potencial de contribuir a la reindustrialización de la economía española y a la reactivación tras la crisis del Covid-19 y España tiene una oportunidad de constituirse como un hub industrial fotovoltaico. Para ello, debemos asegurarnos que la digitalización industrial del sector”, sostiene José Donoso, director General de UNEF.
España cuenta además con una gran ventaja competitiva respecto a los países del entorno, al contar con un mayor recurso solar y territorio disponible para su desarrollo. La Estrategia Industrial Fotovoltaica planteada por UNEF incorpora otra serie de propuestas dirigidas a aprovechar esa ventaja competitiva y generar crecimiento económico para superar la crisis del Covid-19.
Entre ellas, el desarrollo estable y predecible de la nueva capacidad fotovoltaica, de manera que las empresas de producción nacional en la cadena de valor puedan dimensionar sus instalaciones y tener la certidumbre suficiente para la toma de decisiones. Así como la reindustrialización de la economía mediante tecnologías bajas en carbono, diseñando una estrategia que tenga como objetivo la consolidación de la industria fotovoltaica nacional, promoviendo a nivel europeo el reconocimiento del sector fotovoltaico como una cadena de valor estratégica para Europa.
Por último, la estrategia destaca la potencial oportunidad de aumentar la exportación de productos fotovoltaicos para mejorar la balanza comercial en el caso de una estabilización de la demanda interna y la consolidación de la capacidad de fabricación nacional.