La actividad económica de China sufrió la mayor contracción en su economía desde hace dos años y medio, debido a los estrictos confinamientos totales o parciales en algunas de sus principales ciudades, como parte de la política anti-covid china.
Gracias a esta política se consiguió mantener bajo mínimos los de casos de covid durante casi dos años, tras ser el país donde se inició la pandemia. Pero desde la entrada de la variante ómicron en el país, la estrategia ha afectado negativamente a la economía, sobre todo en cuestiones como los desplazamientos , el transporte, las cadenas de suministro y el consumo. Ciudades como Pekín, de 22 millones de habitantes no se encuentra confinada de manera oficial, pero si que se ha impuesto el teletrabajo y el cierre de los colegios ante la existencia de un pequeño brote. Shanghái, el corazón económico del país (acapara el 5% del PIB nacional), se encuentra confinada en algunos casos desde hace dos meses, y ahora parece que se empieza a levantar la mano.
Los datos publicados este lunes la Oficina Nacional de Estadística (ONE) son más pesimistas de lo que se esperaba. Las ventas al por menor retrocedieron un 11,1% interanual, frente al 6,6 que anticipaban los expertos y al 3,5% interanual que habían caído en marzo. En sectores como la restauración o la venta de automóviles, el descenso se acentuó, un 20% y más de un 30%, respectivamente. La producción industrial perdió un 2,9% en abril, cuando se esperaba una ligera mejora.
Esta caída ha tenido como consecuencia un aumento del desempleo, que en las ciudades alcanza el 6,1%, el mayor porcentaje desde el comienzo de la pandemia y tres décimas de punto porcentual por encima de los objetivo gubernamentales. Entre los jóvenes de 16 a 24 años, esta cifra escala a un 18,2%.
Bloomberg Economics calcula que el PIB chino se contrajo un 0,68% en abril con respecto al año anterior, en lo que representa el primer retroceso desde los primeros momentos de la pandemia. El Gobierno chino se ha fijado como objetivo de crecimiento para este año “en torno a” un 5,5%, una cifra que los expertos consideran difícil de alcanzar.
Iris Pang, de ING, aproxima la contracción a un 1% para el PIB del segundo trimestre en la economía china. Para el tercer trimestre, no obstante, prevé un repunte de la actividad si no se vuelven a dar casos de largos confinamientos en grandes ciudades, en concreto, un aumento del PIB del 4,3% ; el crecimiento en todo el año quedaría en un 3,6%.
“El Gobierno encara una presión creciente para lanzar nuevos estímulos que estabilicen la economía”, apunta el economista jefe de Pinpoint Asset Management, Zhang Zhiwei. “Pero la efectividad de estas políticas dependerá de cómo el Gobierno ajuste su estrategia de tolerancia cero contra ómicron”.
El mayor daño ha venido causado por el prolongado cierre de Shanghái. Este lunes, en que la ciudad ha anunciado el primer descenso del número de casos por debajo del millar desde hace dos meses, se espera que en Junio regrese a la normalidad. El domingo se ha indicado que a partir de este lunes podrán reabrir supermercados, farmacias, y pequeños comercios de productos de primera necesidad.
En contraste, Pekín continúa pidiendo a los residentes de cuatro grandes distritos (Chaoyang, Fengtai, Fangshan y Shunyi) que teletrabajen. “Aunque parece que lo peor ha pasado, creemos que a la economía de China le costará volver a sus tendencias de antes de la pandemia”, apuntan los analistas de la consultora Capital Economics.
Los datos de la ONE apuntan que la inversión en el sector inmobiliario también se ha contraído, concretamente un 10,1% en el mes de abril, mientras que en el sector manufacturero crece solo un 6,4%, frente al 11,9% de aumento en marzo. “Las restricciones en la actividad presencial, junto a unas mayores dificultades para conseguir materiales y productos debido a las interrupciones en las cadenas de suministro locales, han afectado la capacidad de las empresas para invertir en nueva maquinaria y equipamiento”, considera el banco HSBC.
“El golpe al crecimiento requerirá un mayor impulso de la respuesta política en todos los frentes —fiscal, monetario, inmobiliario y regulador— para contribuir a estabilizar el crecimiento en los próximos meses a medida que la situación de la ómicron se vaya conteniendo”, añade el banco.
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