Las tecnologías en el foco de protección de Europa ante China

En un mundo caracterizado por la competencia tecnológica y la búsqueda de autonomía, la Unión Europea (UE) se encuentra ante el desafío de equilibrar la cooperación y la protección, especialmente en relación con China. Aunque el país asiático no se menciona explícitamente, la Comisión Europea ha dado un paso significativo al aprobar una comunicación que identifica las tecnologías críticas que se deben salvaguardar de los posibles riesgos y dependencias externas.

Bruselas ha identificado cuatro áreas tecnológicas altamente sensibles que requieren una atención especial y la posible implementación de restricciones en su venta a terceros países. Estas áreas abarcan semiconductores, Inteligencia Artificial, tecnología cuántica y biotecnología. La UE busca proteger estas áreas debido a su potencial para transformar la realidad, su relevancia para la seguridad y la posibilidad de que se utilicen de manera inapropiada.

Thierry Breton, comisario de Mercado Interior de la UE, destaca que esta medida es un paso en la búsqueda de autonomía y no está dirigida en contra de nadie. Ejemplifica este enfoque con la ‘ley de chips’ que movilizó capital para impulsar la producción de chips en la UE y ganar autonomía en ese ámbito en relación con China y Rusia.

Este proceso forma parte de la Estrategia Europea de Seguridad Económica, presentada por la Comisión Europea, que establece las reglas de juego para la relación con China. La UE también ha anunciado investigaciones sobre los subsidios de China a los coches eléctricos, lo que evidencia las divisiones entre los estados miembros en cuanto a cómo relacionarse con China.

La Comisión Europea basa su selección de tecnologías críticas en su potencial transformador, el riesgo para la seguridad y la posible vulneración de los derechos humanos. Por ejemplo, la robótica podría ser utilizada en la construcción de drones militares.

¿Qué sigue para estas áreas tecnológicas? La UE pretende establecer medidas de salvaguarda específicas, como el control de exportaciones o la protección del know-how europeo. Además, se consideran otras seis áreas de interés, como la conectividad avanzada, tecnologías de navegación y digitales, tecnologías de detección espacial avanzada, energía, robótica y tecnología de materiales avanzados.

A nivel global, varias potencias, como Estados Unidos, Japón, Reino Unido y Australia, también cuentan con listados de tecnologías críticas. Sin embargo, la atención principal se centra en China, donde la UE busca establecer relaciones comerciales más equilibradas, dado su significativo déficit comercial con el país asiático, que asciende a casi 400.000 millones de euros.

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