La industria vinícola en Cataluña sigue su curso ascendente a pesar de enfrentarse a desafíos considerables como el aumento de costos operativos y la persistente sequía. Comparado con hace ocho años, cuando la Generalitat realizó su último análisis del sector, el panorama actual muestra un notable crecimiento. En aquel entonces, operaban alrededor de 850 empresas generando unos 1.600 millones de euros anuales. Hoy en día, estas cifras han aumentado a 1.300 compañías que mueven un total de 3.200 millones de euros.
Según el estudio ‘La cadena de valor vitivinícola en Catalunya’, presentado por Acció en colaboración con Innovi (el clúster vitivinícola), actualmente hay 1.384 empresas dedicadas desde el cultivo de la viña hasta la comercialización de vinos tranquilos y espumosos. Estas empresas emplean aproximadamente a 10.400 personas y generan un volumen de negocio anual de 3.267 millones de euros, equivalente al 1,2% del PIB de la comunidad catalana.
El sector se caracteriza por la predominancia de empresas con más de una década de trayectoria, lo que indica una consolidación en el mercado de las bodegas. Sin embargo, predominan las medianas y pequeñas empresas. Aunque en promedio cada bodega factura alrededor de 2,5 millones de euros, líderes del sector como Henkell Freixenet reportan ingresos anuales significativos, con la empresa mencionada representando aproximadamente el 37% del volumen de negocio total, mientras que otras como Codorníu y Familia Torres alcanzan cerca de 200 millones de euros cada una.
El sector es altamente exportador, con la mitad de las empresas vendiendo al exterior, destacándose mercados como Alemania, Estados Unidos, Bélgica, Reino Unido y Japón como principales destinos para el vino catalán. En contraste, los mayores proveedores de vino a Cataluña son Francia, Italia, Portugal, Alemania y Reino Unido, aunque la balanza comercial muestra un superávit significativo, con exportaciones valoradas en 615 millones de euros en 2023 frente a importaciones por 104 millones de euros.
Este crecimiento exportador contrasta con la disminución en la producción local, probablemente atribuible a los desafíos causados por la sequía en los últimos años.