La sostenibilidad industrial está en el centro de todas las agendas estratégicas. Un ejemplo reciente es el de Litera Meat, que ha recibido 9,5 millones de euros del PERTE de descarbonización industrial. Con esta ayuda, la compañía aplicará tecnologías para reducir la huella de carbono de su planta en Binéfar, lo que supone un paso adelante hacia un modelo de producción más limpio.
Este tipo de inversiones son clave porque la industria sigue siendo uno de los sectores con mayores emisiones de gases de efecto invernadero. Iniciativas como el PERTE no solo buscan cumplir objetivos medioambientales, sino también garantizar que las empresas puedan seguir siendo competitivas en mercados donde la trazabilidad de la huella de carbono empieza a ser un requisito imprescindible.
La descarbonización no es únicamente una obligación legal: también abre la puerta a ahorros energéticos, mejora de la reputación corporativa y acceso a nuevas oportunidades de negocio. Cada vez más clientes —desde grandes cadenas de distribución hasta fabricantes internacionales— exigen a sus proveedores pruebas de sostenibilidad y reducción de emisiones.
En este escenario, la Industria 4.0 se convierte en un gran aliado. El uso de sensores IoT para monitorizar consumos, algoritmos de IA para optimizar el uso de energía o plataformas de análisis avanzado para detectar ineficiencias permiten a las empresas no solo cumplir con la normativa, sino adelantarse a ella. La digitalización y la sostenibilidad son, de hecho, dos caras de la misma moneda.