Durante el Industry 4.0 Congress de Advanced Factories 2025, varios líderes industriales coincidieron en un mensaje común: digitalizar sin proteger es un riesgo demasiado grande. Empresas como Mercedes-Benz, BASF o Bosch Rexroth compartieron su visión sobre ciberseguridad industrial, señalando que la interconexión de sistemas OT (tecnología operacional), IoT y plataformas de IA está generando tanto oportunidades como vulnerabilidades. Los datos son preocupantes: más del 50 % de las compañías industriales aún no cuentan con una estrategia específica de ciberseguridad para sus sistemas OT e IA. Esto significa que muchas fábricas están trabajando con soluciones digitales de última generación, pero con defensas obsoletas frente a ataques que pueden paralizar líneas enteras de producción. El impacto de un ciberataque industrial no es solo económico; también puede afectar a la seguridad de los trabajadores y a la calidad de los productos. En la Industria 4.0, los ciberataques ya no son hipótesis. Hemos visto casos reales en los últimos años: paradas no planificadas, sabotajes de datos de producción y robos de información crítica. La transformación digital exige incorporar la seguridad como una capa transversal que va desde el diseño del software hasta el mantenimiento de las máquinas conectadas. Por eso, la ciberseguridad debe dejar de percibirse como un coste y empezar a gestionarse como una inversión estratégica. Sin ella, los avances en automatización, analítica de datos o mantenimiento predictivo corren el riesgo de quedarse en terreno inestable. La fábrica inteligente del futuro será tanto más innovadora como segura sean sus infraestructuras digitales.
