La industria española está en plena transición hacia la digitalización, aunque ese proceso no es todavía uniforme ni exento de obstáculos. Recientemente, un estudio realizado por el Centro de Estudios y Asesoramiento Metalúrgico (CEAM), junto con Bossard Spain, ha analizado la adopción de tecnologías 4.0 en empresas industriales de todo el país y revela un panorama mixto: por un lado, hay avances reales y percepción de necesidad, pero por otro, numerosos frenos ralentizan la plena transformación.
Según este informe, muchas empresas, sobre todo pymes, reconocen como barreras principales los altos costes de implantación, la falta de personal cualificado y la resistencia al cambio. Las soluciones no siempre responden a sus necesidades, mientras que la infraestructura tecnológica y la estandarización de procesos siguen siendo débiles en numerosos casos. Por eso, aunque la digitalización avanza con iniciativas concretas en captura de datos, software de gestión, IoT y mantenimiento automatizado son relativamente pocas las empresas que se han atrevido a dar el salto hacia tecnologías más disruptivas como la robótica o la inteligencia artificial.
El estudio destaca que las competencias técnicas son hoy un factor clave: se demandan perfiles capaces de gestionar datos, desarrollar software, manejar automatización, IoT o robótica, y cada vez más, de implementar inteligencia artificial. Ante la escasez de esos perfiles, algunas compañías optan por formar talento interno, otras por apoyarse en proveedores externos, y otras, por incorporar jóvenes mediante formación dual.
Este diagnóstico muestra que, aunque existe un reconocimiento generalizado de los beneficios que la digitalización puede aportar mayor eficiencia, mantenimiento más predictivo, modernización de procesos, el camino hacia un modelo industrial plenamente 4.0 sigue siendo lento y desigual. Transformar la industria requerirá no solo inversión en tecnología, sino también en formación, cultura digital, infraestructura adecuada y estrategias a medio/largo plazo.
En definitiva: la digitalización en España avanza, pero aún debe afrontar retos estructurales para que la digitalización deje de ser una aspiración deseada y se convierta en una realidad extendida. El reto está sobre la mesa, y las oportunidades también: quien logre superar las barreras podrá ganar una ventaja competitiva importante.