Durante el evento, celebrado este año con una asistencia récord de profesionales del sector, Rockwell presentó múltiples innovaciones orientadas a fábricas más autónomas, conectadas y eficientes, anticipando lo que muchos ya describen como la “quinta revolución industrial”.
Uno de los ejes centrales del encuentro ha sido la integración de sistemas de IA capaces de aprender de los procesos productivos en tiempo real para mejorar la toma de decisiones. Según los responsables técnicos de Rockwell, estas soluciones permiten ajustar parámetros de producción, optimizar consumos energéticos, prevenir fallos y reducir paradas no planificadas, todo ello sin intervención humana directa. La automatización evoluciona así hacia un modelo cognitivo, en el que las máquinas no solo ejecutan tareas, sino que analizan, predicen y actúan.
El concepto de autonomía industrial ha recibido especial protagonismo. Rockwell mostró nuevas plataformas capaces de coordinar robots, sistemas de visión, sensores IoT y software analítico de forma completamente integrada. En este contexto, la inspección de calidad impulsada por IA y la robótica colaborativa continúan fortaleciendo su presencia en planta, gracias a soluciones más accesibles y a algoritmos que reducen drásticamente los errores de detección.
Asimismo, otro punto destacado ha sido la importancia creciente de los gemelos digitales. Durante la feria se presentaron ejemplos de fábricas virtualizadas que permiten simular cambios en la producción antes de aplicarlos, acelerando la optimización de procesos y reduciendo costes de implementación. Esta tecnología está demostrando ser crucial para mejorar la flexibilidad, un factor determinante en un mercado que exige cada vez más personalización y rapidez.
La Rockwell Automation Fair 2025 confirma que la automatización tradicional ya no es suficiente para competir en el entorno industrial actual. La integración de IA, la autonomía operativa y la virtualización de los procesos están definiendo el camino hacia un modelo de fábrica más inteligente, resiliente y capaz de adaptarse a un entorno económico y tecnológico en constante cambio. Todo apunta a que las empresas que adopten estas tecnologías de forma estratégica estarán mejor posicionadas para afrontar los desafíos productivos de la próxima década.
