El año de la Gran Pandemia ralentizó, pero no paralizó, el proyecto tecnológico por excelencia, que también destinó 585.000 millones de dólares a la instalación de hardware para alimentar el Internet de las Cosas (IoT, según sus siglas en inglés) y otros 469.000 millones para dotar sus servicios a esta Revolución Industrial 4.0. La carrera competitiva por el 5G y la entrada de nuevos operadores comerciales añadirá 1 billón de dólares al PIB global. Y, para 2035, el espectro 5G promoverá 13,2 billones de la producción económica del planeta, anticipa IHS Markit, firma de información financiera. Casi el tamaño actual de la economía china.
“El gasto para la instalación del espectro 5G es sólo una fina muesca de un megaproyecto en el que se debe asentar el desarrollo del Internet de las Cosas (IoT) y la conexión de la industria con la digitalización”. La cita es de Tony Wonfor, director gerente de Greensill, quien la argumenta a través de un ejemplo elocuente: en el sector de la automoción, el 5G será un canal esencial en la fabricación de componentes dentro de las cadenas de valor y de suministro de esta industria que tendrá como objetivo productivo ineludible lograr unos niveles de conectividad nunca antes factibles de generar. Porque el 5G es infraestructuras, sinergias con otras disciplinas del proceso de digitalización, desde la Inteligencia Digital hasta el Big-Data o la integración del software y el hardware en permanente estado de evolución, pasando por la robotización y las investigaciones de Economic Analytics. Una conectividad que ofrece servicios con una ínfima latencia dentro de un ancho de banda que facilitará una fulgurante velocidad de datos. Y que trasladará sus efectos sobre el universo del IoT y sobre la práctica totalidad de los segmentos productivos. Este cambio de paradigma sigue una hoja de ruta llena de peajes. Greensill calcula en 2,7 billones de dólares -algo más que el tamaño de la economía británica, la quinta del mundo-, el gasto conjunto que las empresas han desembolsado en la adopción, en 2020, del espectro 5G en sus negocios. Unas facturas destinadas esencialmente a la creación de las infraestructuras tecnológicas necesarias para su paulatina instauración global -algo más de 1 billón- pero también en gran medida a dar cobertura digital a los servicios vinculados al IoT -585.000 millones de dólares- y casi otro medio billón de dólares -469.000 millones- a dotar a las empresas de las cadenas de digitalización que demandan sus necesidades productivas; es decir, para adoptar sus procesos industriales 4.0.
La consultora IHS Markit pone cifras a la hoja de ruta a medio plazo del negocio que moverá el 5G en todo el mundo. Tendrá un impacto, en 2035 de 1 billón de dólares adicionales sobre la capacidad productiva global, “debido, en su mayor parte, a la temprana finalización de los planes de inversión y la adopción de los estándares técnico y normativos de la instauración del espectro y como resultado de la anticipada aparición de nuevos operadores de 5G. Para ese año, sus redes de infraestructuras y sus prestaciones de servicios de conectividad promoverán nada menos que 13,2 billones de dólares del PIB global. Una cifra similar al tamaño actual de la economía china, la segunda del planeta, medida en precios actuales de mercado. Pero que también equivale a los 13,9 billones del gasto de consumo de EEUU -rúbrica que supone casi las dos terceras partes de la capacidad de su PIB anual- o los desembolsos combinados de este parámetro esencial de los sistemas productivos de China, Japón, Alemania, Reino Unido y Francia, que, en total, rozan los 13,4 billones de dólares. Además, las cadenas de valor asociadas al 5G generarán 3,6 billones de valor económico y crearán 22,3 millones de puestos de trabajo, los ingresos conjuntos de las diez mayores compañías según Fortune Global 1000 del año 2019, lista que incluye a Walmart, Sinopec, Royal Dutch Shell, China National Petroleum, State Grid, la petrolera saudí Aramco, BT, Exxon Mobil, Volkswagen y Toyota. Y que el estudio de Fortune estima que emplean, todas ellas, a 6,5 millones de trabajadores. Es decir, que el 5G multiplicará por 3,4 veces la tasa de creación de empleo actual de estas multinacionales. Para lo cual, las cadenas de valor asociadas al 5G en EEUU, por ejemplo, invertirán 235.000 millones de dólares anuales para expandir y fortalecer la tecnología de este espectro de banda, así como para desarrollar las redes de infraestructuras y las aplicaciones en sus líneas de negocio. Una cantidad que el sector privado estadounidense va a poner en liza y que supone el total de las partidas federal, estatales y locales del mercado más importante del mundo en infraestructuras de transporte en 2017. Los expertos de IHS Markit se hacen eco del efecto balsámico del desarrollo del 5G: “sus inversiones son el combustible para el retorno del dinamismo de la economía global a largo plazo”. Los cálculos de la firma de datos e investigación de mercado establecen que durante el periodo 2020-2035 los flujos anuales que producirán las contribuciones del 5G a la economía, en términos de rentabilidad, y a los precios actuales del mercado, ascenderá a 2,1 billones de dólares, montante equivalente a la dimensión del PIB italiano