Camino a la innovación en la Maker Faire de Roma 

El pasado fin de semana tuvo lugar la décima Maker Faire en Roma, una de las ferias más importantes de la tecnología en Europa. Del 7 al 9 de octubre Roma acogió a 480 entidades, inventores, compañías, nuevas empresas y 45.000 visitantes que se interesaron en el futuro de la innovación tecnológica e inventos originales. Allí se pueden encontrar desde avances en la biomedicina hasta pendientes diseñados con los materiales más curiosos. 

En el evento se dieron a conocer proyectos sorprendentes que buscaron hacerse hueco en la industria tecnológica y aportar nuevos enfoques al panorama actual. De entre todas las ideas de la Maker Faire destacaron inventos de lo más originales: 

Escritura sin teclado. Michaela Gallucci diseña un guante con el que permite sustituir el teclado y reemplazarlo por las funciones Bluetooth. Esta tecnología aporta funciones y movimientos al guante que, a su vez, están asociados a una letra o carácter. Comenta que de esta forma y gracias a este sorprendente invento sería posible diseñar, escribir, ejecutar comandos, maniobrar robots e incluso asistir a discapacitados. 

Reconocimiento facial. Muchos de los participantes acudieron con proyectos relacionados con la inteligencia artificial, un ejemplo de esto son los dispositivos Digy Key por Moss Jorvon Lilroy. Digy Key exhibe un robot portátil de reconocimiento facial que permite al usuario trasladar esta tecnología a donde desee sin ningún tipo de impedimento. Como su propio autor indica, se puede utilizar a gusto del propietario, ya sea vigilancia o profesionalmente. Sin embargo, todavía cuenta con el impedimento de ser utilizado sin ningún tipo de regulación.  

Kenneth Mikkelsen, fundador de Future Shifts, expone la necesidad de conectar a la sociedad con la tecnología, trabajar en los sistemas y cambiarlos, educar para el futuro. De otra forma, no habrá innovación.  

Maker Faire da oportunidad a empresas innovadoras, creadores independientes y entidades de investigación e inventores, de exhibir sus obras y composiciones en el Gazómetro, una factoría a dos kilómetros del Trastévere. Compuesto por un mercado original y curioso que pretende enseñar a la sociedad la nueva tecnología y las oportunidades que esta ofrece

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