La compañía SEAT funciona de un modo peculiar. Por un lado, Seat, cuya principal ventaja era la capacidad de vender vehículos a volumen: previo a la pandemia, en 2019, comercializó 549.000 coches. Por otro lado, Cupra, una marca lanzada para atraer clientes con mayor poder adquisitivo y que buscan modelos con mayores prestaciones. Su objetivo era impulsar la rentabilidad de la filial española de Grupo Volkswagen. Pero esta dicotomía tiene los días contados. A partir de ahora, Cupra representará el margen y el volumen: su objetivo a medio plazo es alcanzar el medio millón de vehículos comercializados al año .
Así lo ha anunciado el presidente de Seat, Wayne Griffiths, en un acto en Sitges (Barcelona) en el que ha presentado tres nuevos modelos de la marca ante un público de excepción como son los miembros de las familias Piech y Porsche, accionistas históricos del consorcio alemán. Al acto también han asistido el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès; la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, y la presidenta navarra María Chivite, entre otras figuras del ámbito político, económico y social.
SEAT no celebra un evento similar en el que se impulse la marca desde hace años. La marca presenta un catálogo envejecido en el que no entran modelos nuevos, y se ha quedado de momento fuera de la apuesta por la movilidad eléctrica que sí estará presente en Cupra, de la que Griffiths ha dicho que es uno de los mayores éxitos entre las nuevas marcas lanzadas en los últimos años.
El sorpasso ocurrirá de un momento a otro. El año pasado Seat vendió 391.000 unidades por 79.000 de Cupra, marca que ha visto saltar su facturación de 1770 millones de euros en 2018 a 2.200 millones en 2021. Este año las previsiones del grupo son optimistas en cuanto a duplicar tanto las ventas como la facturación. El crecimiento de Cupra va a marcar el futuro de Seat, explica el presidente del comité de empresa de Seat, Matías Carnero, que de momento solo tiene garantizados modelos hasta 2030, teniendo en cuenta el ciclo de vida de los vehículos. El Seat León fue el último en lanzarse y debería salir del mercado en 2029 si no es renovado.
En esta tesitura ha presentado la empresa los nuevos modelos que pretende comercializar bajo la enseña Cupra. Un todocamino deportivo, que tomará el nombre del circuito de Sitges y será fabricado en la factoría de Audi en Gyor (Hungría). Y los otros dos ya conocidos: el Tavascán, otro SUV, y el UrbanRebel, que será el vehículo más pequeño y económico de Cupra. Esos tres modelos se sumarán a los cuatro que ya figuran en el catálogo (Ateca, León, Formentor y Born) de la marca dirigida por Wayne Griffiths.
El UrbanRebel se trata de la piedra angular para el futuro de la producción industrial de Seat en España. Sobre su plataforma, la compañía española ha desarrollado la base para sus modelos más económicos que desarrollarán también Volkswagen y Skoda a partir de 2025. El plan de 10.000 millones de euros de Grupo Volkswagen para la electrificación en España (Transformación de las plantas de Martorell y Landaben y la futura fábrica de celdas de baterías de Sagunto), no se entiende sin la base de ese vehículo. “Es más que un coche para Cupra, es el modelo que democratizará la movilidad eléctrica urbana”, ha ensalzado Griffiths.
El Terramar presentará todavía versiones de combustión con tecnología de motores híbridos, mientras que el Tavascán (ambos se lanzarán en 2024) se convertirá en el segundo modelo con solo versiones eléctricas de la compañía. Este último, junto al Formentor (el vehículo más vendido de Cupra) son la apuesta para ganar nuevos mercados internacionales y reducir la dependencia de Europa.
Los sindicatos sin embargo, están preocupados por la cantidad de modelos que se acabarán fabricando en España y cuántos empleos se salvarán gracias a esto. La empresa ha comunicado recortes en la plantilla como resultado de la electrificación de sus plantas, ya que requieren de menos horas para producir sus vehículos. La compañía prevé reducir la plantilla en 2130 trabajadores de los 15000 actuales. Se hará a través de bajas voluntarias y prejubilaciones. La fábrica de Martorell sufrirá, pero la de El Prat, que fabrica componentes, lo hará más. Pasará de los 1100 trabajadores actuales a 500. Aunque los sindicatos pretenden que se fabrique otro vehículo de mayores dimensiones para mantener el mayor número de empleados posible.
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